Mi Historia
El cuerpo te susurra lo que llevas años ignorando... hasta que decide gritarlo. Ahí, todo se detiene.
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Y un día, mi cuerpo se detuvo. ​
Fatiga profunda, dolores que no cesaban, un diagnóstico médico que cambió mi mundo.
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Fue en ese momento cuando entendí que, para sanar, tenía que vaciar "la despensa" que siempre había tenido. Así que lo primero que hice fue cambiar mis hábitos de alimentación.
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Empecé a buscar los ingredientes que me ayudaran a recuperar la fuerza que había perdido.
Entre todos, el aceite era el más importante: tenía que ser puro, natural, y representar la verdadera esencia del alimento.​
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Así nació Camino de Costeras.
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​Hoy te lo entrego a ti, porque sé que cuando algo nace desde la verdad más profunda, debe ser compartido, para que otros también encuentren ese camino hacia la esencia y la sanación.
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​​​​​¿Qué son las costeras?
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En el olivo, las costeras son las ramas más viejas, pesadas y bajas. Ya no dan fruto como antes, pero siguen ahí, ocupando espacio, robando savia, bloqueando la luz. Por eso, cada cierto tiempo, el olivo necesita una poda consciente, que quite lo que pesa y no nutre. Solo así puede renacer, brotar de nuevo, y dar lo mejor de sí.
La historia detrás del nombre
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"Camino de Costeras" no es solo un nombre.
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Es el recorrido de alguien que, como el olivo, un día se detuvo, se sintió agotada, invadida por ramas viejas: hábitos, alimentos, pensamientos.
Y entonces, comenzó la poda.
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Limpiar para dejar entrar la luz.
Fue en ese proceso donde nació el aceite.
No como un producto, sino como una esencia.
Un ingrediente limpio, vital, verdadero.
El resultado de un cuerpo y un alma que deciden sanarse desde la raíz.
